EL EMPIRISMO es una teoría filosófica que enfatiza el papel de la experiencia,
ligada a la percepción sensorial, en la formación del
conocimiento. Para el empirismo más extremo, la experiencia es la base de
todo conocimiento, no sólo en cuanto a su origen sino también en cuanto a su
contenido. Se parte del mundo sensible
para formar los conceptos
y éstos encuentran en lo sensible su justificación y su limitación.
El empirismo,
bajo ese nombre, surge en la Edad Moderna como fruto maduro de una tendencia
filosófica que se desarrolla sobre todo en el Reino Unido
desde la Baja Edad Media. Suele considerarse en contraposición al llamado racionalismo,
más característico de la filosofía continental. Hoy en día la oposición
empirismo-racionalismo, como la distinción analítico-sintético, no
suele entenderse de un modo tajante, como lo fue en tiempos anteriores, y más
bien una u otra postura obedece a cuestiones metodológicas y heurísticas
o de actitudes vitales más que a principios filosóficos fundamentales. Respecto
del problema de los universales, los
empiristas suelen simpatizar y continuar con la crítica nominalista
iniciada en la Baja Edad Media.
En la Antigüedad clásica, lo empírico se refería al
conocimiento que los médicos, arquitectos, artistas y artesanos en general
obtenían a través de su experiencia dirigida hacia lo útil y técnico, en
contraposición al conocimiento teórico concebido como contemplación de la
verdad al margen de cualquier utilidad.
Historia
Antiguas
formas de empirismo incluyen las labores epistemológicas
de Buda en oriente. Sin embargo, aquí se considera la evolución de las
actitudes filosóficas occidentales.
Edad Antigua
En la Antigüedad clásica existía una clara separación
entre:
- El conocimiento por la experiencia y su resultado: la técnica y el trabajo productivo. Lo que se ha entendido históricamente como "artes" y "oficios".
- El ideal del conocimiento teórico que comprende dos ámbitos:
- La ciencia: Entendida ésta como un conocimiento universal y necesario. Trata del saber de las últimas causas y de los primeros principios, lo que hoy se entendería como el fundamento de la realidad, la metafísica
- La praxis: Como ideal del conocimiento práctico que dirige la acción hacia el logro del bien y la felicidad, que a su vez se desenvuelve en dos ámbitos:
- La consecución del bien individual, la felicidad como Ética
- La consecución del bien común social, la política.
En la Antigüedad clásica el conocimiento teórico y práctico, como
saber universal y necesario, ideal del «saber» es independiente de la
experiencia,
y constituye la Sabiduría. La máxima expresión como conocimiento de la verdad,
como ciencia,
es la Metafísica
y el modelo ideal de vida el más cercano posible a la felicidad,
como ética,
constituyen el ideal del sabio.
Representantes del Empirismo
Aristóteles
Tal vez sea Aristóteles
quien mejor expresó el valor del conocimiento de la experiencia, por más que lo
considerara sometido al supremo valor de lo teórico. En su Metafísica (982b 11-32), Aristóteles
concibe al conocimiento como un proceso:
- Se parte de lo común con los animales dotados de sensación y memoria y, por tanto, con experiencia; es la acumulación de experiencia lo que a los hombres hace «expertos».
- Más perfecto es el conocimiento de dicha experiencia unida a la reflexión, lo que convierte a los hombres en “artesanos”; lo que hoy denominaríamos técnicos (médicos, arquitectos, estrategas, etc.)
- La perfección de la función racional humana se manifiesta en la suprema facultad de elevarse a los fundamentos de dichos conocimientos a través de las causas hasta los primeros principios; es en esto en lo que el hombre se asemeja a los dioses, el saber de una Ciencia primera, entendida hasta el siglo XVIII como Metafísica. Esto solo es posible en la medida en que una sociedad tiene asegurados los bienes materiales, y por tanto puede dedicar a los «hombres libres» a la «inutilidad» del pensamiento en búsqueda de la verdad de la ciencia.
De suerte que, si filosofaron para huir de la ignorancia, es claro
que buscaban el saber en busca del conocimiento, y no por ninguna utilidad. Y
así lo atestigua lo ocurrido. Pues esta disciplina comenzó a buscarse cuando ya
existían casi todas las cosas necesarias y las relativas al descanso y al
ornato de la vida. Es, pues, evidente que no la buscamos por ninguna utilidad
sino que así como llamamos hombre libre al que es para sí mismo y no para otro,
así consideramos a ésta como la única ciencia libre, pues ésta sola es para sí
misma. Por eso también su posesión podría con justicia ser considerada impropia
del hombre. Pues la naturaleza humana es esclava en muchos aspectos; de suerte
que según Simónides, «sólo un Dios puede tener tal privilegio, aunque es
indigno de un varón buscar la ciencia a Él proporcionada.»
Aristóteles,
Metafísica (982b 11-32)
Aristóteles es propiamente un filósofo de tipo racionalista como
no podía ser menos en un discípulo aventajado de Platón; admite un conocimiento
metafísico
del ente en cuanto tal; es el fundador de un sistema lógico que garantiza que,
si se parte de verdades y se razona correctamente, se llegará a nuevas
verdades,
tal como define la forma argumentativa por excelencia, el silogismo,
partiendo de la capacidad del entendimiento para llegar al conocimiento
verdadero e intuitivo de los principios
y la intuición de las esencias como formas sustanciales
de las cosas.
Sin embargo, Aristóteles también es el primero que reflexiona
sobre el valor del conocimiento por la experiencia y los razonamientos inductivos, es decir al
conocimiento científico como «observación de la naturaleza»: biología,
medicina,
etc.
John Locke
nació en Wrington
(cerca de Bristol),
Inglaterra,
el 29 de agosto de 1632. Se educó en la Westminster School y en la Christ Church de Oxford. En 1658 se convirtió en tutor
y profesor de Griego y Retórica. Más tarde volvió a Oxford y estudió medicina.
La fama de
Locke era mayor como filósofo que como pedagogo.
Prácticamente todo el pensamiento posterior fue influenciado por su empirismo,
hasta desembocar en el escepticismo de Hume.
En lo pedagógico, Locke no pretendió crear un sistema educativo, sino explicar
los lineamientos de la educación para los hijos de la nobleza, por consiguiente
sus ideas representan tanto un reflejo de la percepción pedagógica de su tiempo
como una reflexión profunda sobre sus bondades, defectos y alcances.
Influyó de
forma determinante en las ideas de la Revolución Gloriosa y la Declaración
de Derechos Británica de 1689.
Tras algunas
vicisitudes en el mundo de la política internacional, que le valieron no pocos
problemas, Locke volcó la experiencia de su vida intelectual en dos obras
cumbre: Ensayo sobre el entendimiento humano (1690) y Pensamientos
sobre educación (1692).
PRINCIPIOS DEL EMPIRISMO
concluyo esta actividad el dia de hoy con la publicación de este articulo citando al autor argentino en su obra El Proceso de la Investigacion: "...el conocimiento cientifico es uno de los modos posibles del conocimiento, quizas el mas util o el mas desarrollado, pero no por eso el unico, o el unico capaz de proporcionarnos respuestas para nuestros interrogantes. Y es importante a nuestro juicio distinguir nitidamente entre estas diversas aproximaciones para procurar que ningun tipo de conocimiento pueda considerarse como el unico legitimo y para evitar que un vano afan de totalidad haga de la ciencia una oscura mezcla de deseos y de afirmaciones racionales. Porque cuando el campo del razonamiento es invadido por la pasión o la emoción este se debilita, lo mismo que le sucede a la intuición religiosa o estética cuando pretende asumir un valor de saber racional que no puede..." (Sabino Carlos, 1992,p.19)
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