jueves, 31 de octubre de 2013

LA PERDIDA DE VIGENCIA DEL TAYLORISMO


El taylorismo y la visión de la organización



Fuente: Carlos Dávila L. De Guevara. Teorías organizacionales y administración. Enfoque crítico. McGraw Hill, Bogotá, Colombia. 2ª. Edición, 2001 p. 98.


Sin embargo, las realidades impuestas por la Nueva Economía, desde el punto de vista empresarial, han impactado la forma como se estructuran las empresas. En efecto, "el ambiente de trabajo en las organizaciones se asemeja más al que reina en un laboratorio de investigación, en una oficina de proyecto o, según Peter Druker en un equipo de fútbol"  nos advierte Eitel Lauria, y prosigue su argumentación constatando que:
"se esfuma el jefe tradicional autoritario reemplazado por el líder con conocimiento y capacidad para movilizar las energías humanas. Desaparecen las jerarquías intermedias y se constituye un equipo de profesionales y trabajadores capacitados y especializados, responsables en plenitud por las funciones que cumplen".
Esta nueva forma de concebir las modalidades organizativas de la empresa, tiene mucho que ver con el impacto que las tecnologías de información están teniendo en la manera de hacer el trabajo. Los enfoques de reingeniería, además, han puesto en evidencia que, con la nueva tecnología, ya no es necesario fraccionar una misma actividad en diversas tareas secuénciales y asignárselas a personas diferentes, e incluso, a departamentos diferentes dentro de la organización. Lauría ilustra esta nueva realidad con un ejemplo altamente iluminador:
"un ejemplo típico es el oficinista sentado frente a una PC y vinculado mediante una red a un sin número de bases de datos y de impresoras. En ese ambiente el agente puede realizar en forma inmediata todos los pasos de una operación dada, tal como la gestión de una orden de compra o de una póliza de seguros. Se desvanece así la división tayloriana del trabajo en múltiples tareas elementales, con múltiples empleados. En otros términos, pierde vigencia un fundamental concepto del Taylorismo: la suma de las optimizaciones parciales resulta en la optimización del todo. “
La Economía Digital ha echado por tierra la tradicional fórmula de la división del trabajo, es decir, que todas las actividades básicas de una empresa deben estar sectorializadas por funciones (estructura funcional), y las personas que están en un sector o función de la empresa son básicamente técnicos, expertos funcionales, muchos de ellos de altísima preparación, pero que no son por naturaleza intercambiables, y pertenecen, en consecuencia, de por vida laboral, a ese sector o función de la empresa, salvo eventuales pasantías o asignaciones temporales en otros departamentos o funciones. Fruto innegable de esta visión taylorysta de la empresa, en la que la jerarquía, los tramos de control y, en especial, la división del trabajo juegan un papel importante, lo constituye la puesta en operación de las llamadas líneas de montaje o de ensamblaje, diseñadas e implantadas por dos pioneros del automóvil: Henry Ford y Alfred Sloan. Así,
"Ford dividió el montaje de los coches en una serie de tareas sencillas. En vez del sistema que obligaba a cada obrero a pasar de un punto de montaje a otro realizando tareas simples y repetitivas. Ford inventó la línea de montaje móvil en la que el trabajo se desplazaba hasta el obrero. Antes de la aparición de la línea de montaje, los automóviles eran fabricados por grupos de trabajadores que realizaban en conjunto todos los aspectos del montaje de las máquinas. Con el plan de Ford, a cada uno se le asignaba una tarea específica de la línea. . . El resultado fue el aumento de la productividad y la disminución de los costos por unidad".
  • B. Nuevos énfasis organizacionales
La Economía Digital, o mejor dicho, las empresas de alta tecnología y algunas de las tradicionales, han desechado esta visión del trabajo de comienzos del siglo XX y han puesto el énfasis en cuatro aspectos fundamentales en materia organizacional:
a. La promoción y puesta en marcha de equipos multifuncionales que integran conjuntos diferentes de capacidades y competencias. De esta forma, se ponen a trabajar en equipo a diversos especialistas que conforman pequeños grupos de trabajo que tienen a su cargo tareas y funciones especiales. Se reconoce que el trabajo en equipos multifuncionales genera mayores sinergias, permite ahorrar costos, introducir puntos de vista técnicos diferentes que potencian la innovación y permiten una mejor satisfacción del cliente. Muchas empresas han adoptado este enfoque de equipos multifuncionales o multidisciplinarios haciendo evidente y constatable que el factor de producción no es el trabajo individual, sino la competencia compartida, el conocimiento individual y colectivo, es decir, las comunidades de conocimiento puestas al servicio de la producción. Katzembaarch y Smith sostienen, sin embargo que:
"esto no tiene nada de nuevo. Los generales de la antigüedad comprendían las ventajas de los equipos tan bien como los dirigentes empresariales modernos. Lo que les da tanta importancia ahora - y la razón de que los altos dirigentes deban prestarle atención urgente – no es su novedad, sino la relación comprobada que existe entre los equipos, los cambios de conducta individual y el rendimiento elevado".
b. La organización horizontal implica la eliminación de la estructura jerárquica clásica tradicional constituida por tramos de control, concebidos en función del número óptimo de empleados a supervisar y en forma de escalera piramidal supervisora. Estos planteamientos sostenidos por Fayol, Taylor y, en especial, por Max Weber se basaban en la concepción de que el trabajo se divide en funciones y luego en departamentos y tareas. La cadena de mando va desde arriba hacia abajo a lo largo de la escala funcional.
Recordemos que Max Weber, en concreto, proponía lo siguiente:
Una bien definida línea jerárquica de autoridad que se traduce en la necesidad de que las organizaciones cuenten con una línea de mando clara, así como con una correlación entre los rangos o grados de la organización y el nivel de autoridad que poseen.
División y especialización del trabajo, lo que conlleva a la neta identificación de áreas de trabajo, a fin de permitir la asignación de personal de acuerdo con sus competencias. Según Weber, esta área específica de competencia implica: a) una esfera de obligaciones para realizar funciones dentro de la división del trabajo, b) proveer al titular del cargo de la autoridad necesaria, y c) que los supervisores tengan el necesario poder para sancionar a sus subordinados.
Una organización continúa de funciones ligadas por reglas claramente establecidas, a fin de permitir el conocimiento de deberes y atribuciones, propiciando la estandarización y la igualdad dentro de las organizaciones. Estas reglas, al igual que los actos administrativos y las decisiones de la empresa, deben siempre ser formuladas por escrito.
Los miembros del cuerpo administrativo deben estar totalmente separados de la de los medios de producción, este precepto fue el que dio pie a la denominada burocracia, es decir, al conjunto de personas que gerencian y administran una empresa a nombre de otras, de sus accionistas o propietarios.
De acuerdo con otros elementos desarrollados por los seguidores del modelo burocrático iniciado por Weber, la burocracia presenta, en su conjunto, las características que se resumen en el siguiente cuadro.
  CARACTERÍSTICAS DE LA BUROCRACIA


Haciendo click en el siguiente enlace: http://www.slideshare.net/edgariera/evolucin-contextualizada-de-la-gerencia-4739274  puede ver la evolución contextualizada de la Gerencia


Las empresas de la Nueva Economía han ido progresivamente dejando de lado esta concepción piramidal de la estructura, la han ido achatando y flexibilizando, con la finalidad de que la misma responda, con mayor rapidez, a las cambiantes estrategias que las empresas ponen en práctica con la finalidad de innovar y competir en mercados cada vez más complejos.
Frank Ostroff y Douglas Smith sostienen que:
"en esta forma alternativa de organización, el trabajo se estructura principalmente de acuerdo con una pequeña cantidad de procesos comerciales o flujos de trabajo, que relacionan las actividades de los empleados con las necesidades y las capacidades de los proveedores y de los clientes de una manera que mejora el rendimiento de los tres. El trabajo y la gestión del trabajo se realizan más bien por equipos que por individuos, y estos equipos asumen verdaderas responsabilidades de gestión. De hecho, la organización horizontal, aunque todavía jerárquica de los equipos, reemplaza a las jerarquías verticales más marcadas de la organización funcional tradicional. Al mismo tiempo, los aspectos de la gestión consistentes en la evaluación, la toma de decisiones y la asignación de recursos cambian, y se centran en la mejora continua. Esto significa que la información y el entrenamiento se ofrecen en el momento según el método del justo a tiempo, según las "necesidades de conocimiento". Los currículos profesionales se adaptan a los flujos laborales; las promociones son para los capaces de realizar múltiples trabajos, de trabajar en grupo y de aprender continuamente. Los premios recaen tanto sobre el desarrollo de las competencias individuales como sobre el rendimiento grupal".
c. La reingeniería permanente
La reingeniería, como su nombre lo indica, implica una revisión a fondo de la organización, un rediseño, un repensar la empresa con la finalidad de promover y adoptar cambios radicales en los que el cliente y la competencia son los detonantes fundamentales del proceso. La reingeniería se asume así como un proceso continuo, dirigido a recomenzar e inventar una manera mucho más eficiente de hacer las cosas en la empresa.
Michael Hammer y James Champy definen a la reingeniería como "la revisión fundamental y el rediseño radical de los procesos para obtener mejoras espectaculares en los indicadores críticos de rendimiento: costos, calidad, servicio y rapidez". Para estos autores, los términos: fundamental, radical, espectacular, denotan perfectamente la intensidad y la drasticidad de los cambios que deben promoverse con la finalidad de satisfacer plenamente a los clientes y obtener ventajas sustanciales frente a los competidores.
La reingeniería es una especie de ontología de la organización que subraya el qué en vez del cómo, y busca esa explicación sustancial de manera profunda, raizal, a fin de que los cambios que se produzcan sean ciertamente radicales y espectaculares. A los fines de diagnosticar la realidad de la organización, la reingeniería, al igual que los enfoques de calidad total, pone el énfasis en los procesos, constatando, muchas veces, la poco eficiente relación entre procesos fragmentados, inconexos e incompletos realizados dentro de estructuras especializadas con tendencia a la autosuficiencia, lo cual produce lo que los autores citados denominan deseconomías de escala.
Una empresa sometida a un profundo y legítimo proceso de reingeniería llega a conclusiones radicales, a constataciones que constituyen verdaderas rupturas con el esquema tradicional de hacer las cosas. De esta forma, Hammer y Champy concluyen que luego de una reingeniería: varios oficios pueden combinarse en uno solo; el trabajo se realiza donde más convenga al proceso independientemente de la estructura que antes lo tutelaba; los procesos se ajustan a la naturalidad de la acción de la empresa; los trabajadores participan ampliamente en las decisiones; los procesos pueden adaptarse a necesidades diversas y cambiantes impuestas por los competidores o por los clientes; no hay un esquema único de operación: la centralización y la descentralización pueden convivir dentro del mismo proceso. Sin embargo, otros estudiosos señalan las razones por las cuales la aplicación de la reingeniería ha fracasado en ocasiones; a saber:
  • Confundir la reingeniería con la mejora de procesos. Los cambios incrementales son más fáciles y tienen menos riesgo, pero no son reingeniería.
  • No concentrarse en los procesos.
  • No mantener la coherencia del sistema de negocio. Los cambios en los procesos requieren cambios en la estructura y en los sistemas administrativos para mantener la coherencia.
  • Pararse al obtener los primeros resultados o abandonar el esfuerzo antes de culminarlo.
  • Limitar el alcance del esfuerzo de reingeniería necesario, o asignar recursos insuficientes para alcanzar los objetivos marcados.
  • No tener en cuenta la cultura de la empresa y la motivación de los empleados, o no afrontar adecuadamente los problemas de reubicación y exceso de personal que plantea la reingeniería.
  • Tratar de que la reingeniería se haga de abajo hacia arriba. Los procesos cruzan las fronteras de la organización, por tanto, los gerentes de nivel intermedio no tienen autoridad suficiente para empujar el proceso de cambio.
  • Provocar el caos afrontando un excesivo número de proyectos simultáneamente.
  • Prolongar demasiado el esfuerzo inicial. La reingeniería produce tensiones y, por tanto, es necesario que haya visibilidad en los resultados lo antes posible. Habitualmente, se considera que los primeros procesos rediseñados deben estar operativos antes de un año.
d. Las comunidades de electro-negocios
Finalmente, dentro de la Nueva Economía, y más propiamente dentro de la Economía digital, se registra la aparición de las llamadas comunidades de electro-negocios (CEN), según Don Tapscott:
"estas nuevas formas organizacionales están compuestas por redes de proveedores, distribuidores, consignatarios comerciales y clientes que llevan a cabo importantes comunicaciones y transacciones comerciales a través de la Internet y otros medios electrónicos. Permiten la creación y marketing de un nuevo valor único para los clientes que les permite reducir el tiempo drásticamente, compartir el dinero y reducir los costos"
Las comunidades de electro-negocios son, en opinión de autores como James Moore y el mismo Tapscott, el resultado de concebir a la comunidad de negocios como un ecosistema que, en los actuales momentos y por efecto de los avances en materia de información y comunicación, desarrolla capacidades paralelas alrededor de una nueva creación:
"trabajan de manera productiva para apuntalar de manera cooperativa y competitiva nuevos productos, satisfacer las necesidades del cliente y finalmente incorporar la siguiente rueda de innovaciones"
Si este ecosistema se combina con la economía en red, el resultado, en palabras de Tapscott, no puede ser que otro que las comunidades de electro-negocios: las CEN, una de las formas organizacionales de la Economía Digital. Tapscott sostiene que:
"Las CEN están transformando las reglas de la competencia, inventan nuevas propuestas de valor y llevan a la gente y a los recursos a niveles de rendimiento sin precedentes. Las CEN ya comenzaron a desplazar a las firmas tradicionales en sectores tan disímiles como el de los servicios financieros o la manufactura".
e. Las empresas temporarias en red
La Economía Digital ha transformado también la visión según la cual las empresas nacen, crecen y se desarrollan para no morir, es decir, pretenden ser eternas en el tiempo y de ser posible infinitas en el espacio. Sin embargo, actualmente se constata la existencia de empresas que tienen como vocación dejar de ser en un tiempo determinado: son las llamadas empresas temporarias o de vida limitada.
De acuerdo con la opinión de algunos de los estudiosos de los efectos de la Economía Digital sobre la empresa contemporánea, como Malone y Lanbacher, es posible que:
"En el futuro, a medida que las tecnologías de comunicación avancen y las redes se hagan más eficientes, el cambio hacia los trabajadores electro-autónomos promete acelerarse. En caso de que eso efectivamente ocurra, es probable que la organización no adquiera la forma de una organización estable y permanente sino más bien de una red elástica que podrá a veces existir no más de un día o dos. Toda vez que se de un proyecto, se trasmitirán pedidos de propuestas o se enviarán avisos electrónicos, los que serán respondidos a medida que se hagan necesarios sus conocimientos individuales. Una vez que el proyecto se concrete, la red se desbandará".
Esta forma organizativa se conoce también como de redes que sustituyen las estructuras rígidas, formales y jerárquicas de las organizaciones tradicionales por una nueva manera de intercomunicarse dentro y hacia fuera de la empresa. En un artículo publicado en la Harvard Business Review de septiembre-octubre de 1997, Philip B. Evans y Thomas Wurster, sostienen que la información es básica para cualquier tipo de empresa y es el pegamento, la argamasa que mantiene unida la estructura de la organización y alimenta la cadena de valor. De esta forma, sostener que "la información no sólo define y constriñe la relación entre los distintos participantes de una cadena de valor, sino que en muchas actividades también conforma la base de la ventaja competitiva, aun cuando el costo de esa información fuera trivial y el producto o servicio fuera básicamente físico". En este orden de ideas, los autores proponen la noción de hiperjerarquía, según ellos, ésta desafía a todas las jerarquías tradicionales (de poder y decisoria), porque está sustentada en la realidad de que todos los que participan en la dinámica de la empresa se comunican entre sí sobre la base de estándares compartidos .Gráficamente esta hiperjerarquía puede ser ilustrada de la siguiente forma:
 




Malone y Lanbacher, por su parte, nos informan que de acuerdo con las prognosis y estudios llevados a cabo por un grupo de profesores del Instituto Tecnológico de Massachussets (M.I.T.) está claro y es evidente que:  "El pasaje a una economía de trabajadores electro-autónomos traería aparejados cambios fundamentales en prácticamente cada una de las funciones gerenciales, no sólo en el diseño de los productos. Las cadenas de oferta pasarían a ser estructuras específicas, articuladas para ajustarse a las necesidades de un proyecto y desarticuladas al concluir el proyecto. La capacidad de manufactura se compraría y vendería en un mercado abierto y distintos establecimientos industriales, independientes y especializados, se ocuparían de pedidos de pequeña monta provenientes de diversos corredores, tiendas de diseño e incluso consumidores. El marketing estaría a cargo, en muchos casos, de los corredores, en otros, de pequeñas compañías que garantizarían con sus propias marcas la calidad de la mercadería vendida con su intermediación. Y aún en otros casos, la habilidad de los consumidores para compartir información sobre distintos productos en la Internet, haría del marketing algo obsoleto; los consumidores simplemente se limitarían a revolotear por las distintas ofertas.  El financiamiento ya no provendría básicamente de las ganancias retenidas y de los grandes mercados de capitales para comenzar a provenir de los capitalistas de riesgos y de los particulares interesados. Los pequeños inversores podrían negociar sus acciones en empresas fundadas en proyectos específicos a través de la Internet".